Receta del Potaje de Vigilia
Cuál es la receta del Potaje de Vigilia
Cómo se cocina el Potaje de Vigilia con Bacalao y Garbanzos
Antes de cocinar el potaje
- Uno de los pasos importantes es la elección de los garbanzos, los tienes como legumbre seca o ya cocida y puedes encontrar varios tamaños.
- Os recomiendo emplear garbanzos secos porque permiten controlar el punto de sal del guiso al evitar los tratamientos que traen los enlatados. También prefiero no usar garbanzos tratados con conservantes.
- El día anterior ponemos los garbanzos en agua templada con una cucharadita de bicarbonato o un puñado de sal y los dejamos en remojo durante la noche, normalmente 12 horas.
- Debemos lavarlos después para quitar posibles impurezas y que no se nos cuele ningún garbanzo estropeado que nos pueda fastidiar un diente, lo digo por experiencia.
- Pasado ese tiempo sólo nos quedará escurrir y apartar hasta el momento de preparar el potaje.
- Si vais a emplearlos ya cocidos lavadlos muy bien sin que quede ningún resto de la gelatina que rodea al garbanzo y añadidlos al final de la cocción del guiso, sólo para que se impregnen bien del sabor del resto de los ingredientes.
- Debo reconocer que este tipo de garbanzos ya cocidos y envasados en tarro de cristal ahorran mucho tiempo en la cocina, aunque es mejor usarlos para otro tipo de platos como un hummus o una ensalada.
- Igual recomendación con las espinacas, mejor frescas que congeladas o enlatadas. Deciros que también podéis sustituirlas por acelgas, le van perfectas a este potaje.
- Para ahorrar tiempo y que no nos lleve 2 días la receta, he optado por un lomo de bacalao ya desalado, de buena calidad. Le pediremos al pescadero/a que nos retire la piel, ya que en este plato solo usaremos la parte carnosa de este pescado. También podéis comprarlo ya desmigado.
Preparación del potaje de vigilia
- Para cocinar los garbanzos podemos optar por la manera tradicional, una hora y media a fuego lento en una olla, o por la más práctica, usando la olla express. Con ella en tan sólo 15-20 minutos tendremos listos los garbanzos. En la olla rápida echamos un litro de agua, 2 dientes de ajo pelados, la hoja de laurel y los garbanzos ya remojados. Cerramos, ponemos a fuego alto y cuando comience a salir vapor, bajamos a fuego bajo y cocinamos 15 minutos.
- Mientras se cocinan los garbanzos vamos a preparar el sofrito. Picamos fino uno de los dientes de ajo y pelamos el otro. Pelamos las cebollas y las picamos en juliana pequeña.
- En una sartén amplia vertemos aceite de oliva virgen extra y freímos el ajo a fuego medio. En cuanto empiece a “bailar”, vemos que coge un tono dorado, retiramos el diente de ajo entero. Añadimos la cebolla y seguimos sofriendo. Salamos al gusto. Cuando esté pochada, apagamos el fuego y dejamos atemperar un poco el aceite. Añadimos una cucharada de postre de pimentón de la Vera y removemos bien para que se integre perfectamente con el sofrito. Reservamos.
- En un cazo pequeño ponemos agua a hervir. Cocemos el huevo, que luego utilizaremos al final de la receta.
- Pasado el tiempo de cocción de los garbanzos. Dejamos que se libere todo el vapor de la olla antes de abrir.
- Pasamos el caldo colado a otra cazuela junto a los garbanzos (que no vaya el ajo ni el laurel).
Cocción del potaje y presentación final
- Ponemos esta cazuela a fuego medio. Cuando empiece a coger temperatura, vertemos el sofrito y removemos bien. Echamos ahora en varias tandas las espinacas, que en poco tiempo irán reduciendo su tamaño.
- Rectificamos de sal y dejamos cocinando un par de minutos.
- Desmigamos el bacalao en trozos que luego podamos comer de un bocado. Añadimos a la cazuela y la movemos “en vaivén” (por las asas) para que se vayan mezclando todos los ingredientes. Bajamos a fuego bajo.
- En 5 minutos estará listo nuestro potaje, pero mientras tanto vamos a preparar el toque final.
- En una sartén con un poquito de aceite de oliva, freímos la rebanada de pan (mejor si es de bolla). Vuelta y vuelta hasta que esté dorada y crujiente.
- En un mortero echamos el pan frito desmenuzado y el diente de ajo que teníamos reservado. Machacamos y hacemos un majado.
- Pasados los 5 minutos desde que echamos el bacalao. Añadimos el majado anterior.
- Con este truco le daremos consistencia al caldo y un sabor muy rico.
- Pelamos el huevo cocido, lo cortamos en pequeños trozos. Lo añadimos a la cazuela justo antes de servir en la mesa.
- Servimos bien caliente.
- A disfrutar de este delicioso plato de cuchara que sienta de maravilla, incluso en días que no haga tanto frío.

Potaje de Bacalao y Garbanzos Semana Santa
Curiosidades y consejos para un potaje de vigilia
- Este potaje no es solo para tomar durante Semana Santa, podéis consumirlo durante todo el año. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.
- El bacalao fue un ingrediente lógico para este potaje. Ya que era el pescado que más abundaba en las zonas de interior, lejanas a la costa. Siempre estaba disponible bacalao en salazón de buena calidad, en cualquier época del año.
- En cuanto a los garbanzos, en España hay muchas variedades. Según en donde viváis encontraréis una u otra.
- A mí particularmente el que más me gusta es el garbanzo castellano. Con un tamaño mediano o grande, con forma esférica y de un color amarillo muy característico.
- Os recomiendo que utilicéis garbanzos secos, en vez de los envasados o enlatados. Éstos suelen ser sometidos a tratamientos con conservantes, llevando una especie de gelatina. Con los secos también controlaremos mejor el punto de sal durante la elaboración.
- Si os gusta esta receta no dejéis de acompañarla con algo dulce, podéis visitar nuestro especial de postres y dulces de Semana Santa y Pascua.
- No os perdáis el paso a paso de este potaje de vigilia en el siguiente álbum. Así te saldrá perfecto.